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Es bien reconocido que la ropa que una persona se pone conlleva, a la par de sus funciones específicamente corporales, una dimensión estética que tiene fuerte impacto en las relaciones sociales. Tanto es esto así que, incluso, si una persona permaneciera callada en todo momento, la idea que los otros se harían de ella estaría, antes que nada, basada en la consideración de la ropa que lleva puesta. Y en este sentido, se entenderá que lo dicho de la ropa en general (para todo tipo de relaciones) vale también -y aún más- para la construcción de los vínculos románticos, sobre todo en el contexto de la primeras citas. Porque la forma en que una persona viste en esos primeros momentos, tiende a expresar la forma que se concibe a sí misma y, por lo tanto, el lugar desde el que puede entrar en relación con lo demás.
Desde luego que las consideraciones al respecto de este tópico no podrán ser nunca del todo generales, ya que la estética de la vestimenta constituye un aspecto ciertamente particular de la forma de ser de las personas. Por lo demás, está también la distinción, obvia, del hecho de que los hombres y las mujeres no utilizan el mismo tipo de ropa. Y siendo esto así, ¿se puede señalar algunas generalidades que abarquen a la totalidad de los sujetos que se visten para atender a una primera cita, ya sean éstos partidarios de tal o cuál estilo, ya hombres o mujeres? Pues bien, nosotros creemos que la respuesta es: sí, se pueden indicar generalidades. Y es con éste espíritu "general" que abordamos el presente artículo.
Así, lo primero que cabe poner de manifiesto es que, por lo que al estilo de la ropa respecta, siempre es importante mantener un estilo. Y es esta palabra: "estilo", la que marca el corazón del tema que analizamos, ya que bajo dicho termino se entiende la capacidad de establecer y reconocer una identidad personal, que nos distingue de todos los demás.
En este sentido, y por lo que a la ropa respecta, la construcción del estilo descansa, en gran medida, sobre la continuidad de una estética. O sea, no se puede decir que tenga realmente un estilo de vestirse quien un día lleva ropas oscuras y, al día siguiente, se viste con todos los colores posibles. Y esto que decimos se hace aún mas importante en el contexto de una primera cita, porque, por ejemplo, ¿qué imagen causará alguien que la oficina se viste con suma elegancia pero luego, cuando se presenta a la cita, llega vestido con una completa falta de la misma?
Esto no quiere decir, desde luego, que una persona deba vestirse de la misma manera en todos los contextos. Así, por ejemplo, quien se viste para salir de la misma manera que se viste para trabajar, está poniendo de manifiesto que no sabe reconocer la diferencia entre los espacios productivos y los de recreación. Por eso, la "continuidad del estilo" que referimos en el párrafo de arriba debe entenderse de la manera más apropiada, repetimos: como una identidad definida que, no por eso, debe de ser idéntica en todos los casos. |
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Estilos y criterios
A sí mismo, y sin quitar con ello todo lo antes dicho, existe en la actualidad un estilo de vestirse que podría definirse bajo el lema: "el verdadero estilo es la falta completa de un estilo". Se trata, sin dudas, de una propuesta interesante, pero que queda delimitada a una etapa particular de la vida, es decir: a la adolescencia. Porque el joven adolescente seguramente podrá encarar un encuentro amorosa vestido de la forma en la que se sienta más cómodo, aunque esto signifique llevar zapatillas, pantalón de fútbol y, arriba, un saco. Podrá esta forma de vestirse, incluso -y hablando siempre en el caso del adolescente- llamar la atención y resultar, así, atractiva para personas de la misma edad. Pero, por lo demás, ¿qué decir de la persona adulta? ¿Se cumplen para la persona adulta estos criterios? Pues claro que no.
Por eso, visto y considerando todo lo antes dicho, lo fundamental será entender que el tema de la ropa para la primera cita entra en directa consonancia con la forma de sentir que cada quien tiene al respecto de sí mismo y, a la par, la estrategia de seducción que quiere llevar adelante para conquistar al otro. Así, por lo demás, todo lo hasta aquí dicho no ha tenido otra intención más que iluminar, con algunas consideraciones generales, la cuestión de una identidad a partir de la ropa, señalando que esto está profundamente vinculado con la impresión que se deja en el contexto de una primera cita romántica. Lo que queda, lector, es que tú mismo te hagas a la tarea de recorrer el camino que te posibilite una forma particular de sentirte a ti mismo y, de ahí, a los demás. |
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