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A modo de conclusión general de los artículos que venimos escribiendo (todos relacionados al noviazgo), queremos presentar las siguientes reflexiones. No se trata, sin embargo, de darle fin a un tema que, por lo demás, bien se sabe es infinito. Aquí queremos, simplemente, señalar algunas consideraciones que se desprendan de todo lo antes dicho para que, así, con ello, se pueda redondear una idea lo más acabada posible.
En primera instancia, cabe siempre poner de manifiesto que la relación de noviazgo es realmente de carácter esencial en la conformación de la identidad de toda persona. Es, por decirlo de alguna manera, la puerta de entrada a ese gran camino que, si se lo sigue con deseo -porque caminarlo no es una obligación- conducirá lenta, pero certeramente, la transformación que lleva del niño al hombre y de la niña a la mujer.
Esto no quiere decir que al interior de una relación de novios (incluso una muy avanzada) no haya espacio para el -así llamado- "niño interior". ¡Todo lo contrario! Es precisamente porque se va recorriendo un camino que lleva al hombre que ese niño; caprichoso, atado emocionalmente a sus padres, se va liberando para pasar a ocupar, en el adulto, el lugar que le corresponde, o sea: "el interior". Y verás, lector, que sin la experiencia de noviazgo este pase del niño al interior de la persona es sumamente difícil de que ocurra (si es acaso posible), ya que los caprichos del niño encuentran los límites más firmes, y bellos, en el hecho de tener que compartir la vida con otro. Porque en una relación de noviazgo no se puede hacer lo que "uno" quiere. Incluso por el contrario, el vínculo íntimo que aquí nos ocupa es, precisamente, el espacio en el que se aprende a hacer lo que "ambos" desean.
Así mismo, cabe señalar que los problemas propios de las parejas son, también -con todas las dificultades y sufrimientos que conllevan- un medio en el que el ser humano aprende a avanzar, con paso firme, ante las dificultades que siempre, sin excepción alguna, conlleva vivir la vida. De este modo, aquellas personas que sepan enfrentar las dificultades del noviazgo y puedan, luego, sobreponerse a ella, encontrarán que se han transformado en individuos capaces de sortear otra gran cantidad de dificultades, ya sean estas laborales, de amistad o con la familia de origen. Así mismo, el temple que se va ganando en la resolución de los problemas de pareja, sirve para que el sujeto pueda ir desprendiéndose, paulatinamente, de una suerte de egoísmo infantil que todos llevamos en nosotros de manera inicial.
Además, en tercer lugar, cabe destacar que el noviazgo es la relación en la que -sin lugar a dudas- mejor están dispuestas las circunstancias para tener el primer encuentro corporal íntimo entre el hombre y la mujer. De este modo, cuanto más atenta sea la relación, es decir: cuanto más amor haya entre cada una de las dos partes que integran la pareja, más hermosa resultará la iniciación a la vida íntima del adulto, y esta será una experiencia que acompañará al sujeto durante toda su vida (porque no hay dos "primera vez") |
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Un vínculo muy complejo
En el sentido de todo lo dicho, no dudamos en señalar al noviazgo como una de los vínculos efectivos humanos más complejos que hay, porque si bien muchos de esos noviazgos pueden -dadas sus propias particularidades- durar mucho o poco tiempo, lo cierto es que van conformando la base sobre la que, a la postre, se va edificando toda la vida de la persona adulta. Y tú mismo lo sabrás lector: ¿o no son acaso, los problemas de noviazgo aquellos que -decimos- nos rompen el corazón? Y es cierto que "rompen el corazón". Y pueden romper el corazón porque son poderosos y profundos; porque en ellos se juega una gran cantidad del amor que los seres humanos necesitamos para vivir una buena vida.
Por lo demás, es cierto: a nadie le gusta que le rompan el corazón y, en ese sentido, se podría pensar que los noviazgos son "relaciones peligrosas". Y es cierto -he aquí una de las reflexiones de noviazgo más importantes de todas-: el noviazgo es, en cierto sentido, una relación peligrosa. Pero así como es peligrosa es muy fuertemente deseada y, por otro lado, los peligros que conlleva son aquellos de carácter imprescindible para aprender a vivir la vida como corresponde, es decir: vivir una buena vida. ¿O crees acaso, lector, que evitar una relación de noviazgo que realmente se desea es más seguro que lanzarse sin más a ella? Pues ten por seguro que aquí, lo verdaderamente peligroso es "guardarse en el cajón", temeroso de lo que pueda llegar a suceder si le abrimos el corazón a otra persona. Ahí sí que el riesgo es muy grande; el riesgo de no llegar a amar nunca, el riesgo de quedarse solo y, por lo tanto, sufrir mucho. |
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