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Como si se tratara de la posibilidad de hacer un hechizo, no mágico, sino real, toda mujer lleva consigo la capacidad de seducir a los hombres y, más aún, de conquistar con sus artes a aquél que ella desee tener a su lado. En este sentido, una mujer que se hace a sí misma la pregunta: "¿Cómo seducir a un hombre?", está queriendo saber a la par cómo desarrollar al máximo sus cualidades femeninas; aquellas que le son propias e irrenunciables, con las que va y viene por la vida; esa belleza única y suya, que la hace quien es y de la cual podrá, a lo sumo, en el peor de los casos, llegar a olvidarse, pero nunca -es imposible- abandonarla.
De este modo, para lograr dar una respuesta clara y efectiva a esa pregunta -¿Cómo seducir a un hombre?-, lo primero y fundamental será… recordar. ¡Sí, lectora, decimos "recordar"! ¿Y recordar qué?, te estarás preguntando, seguramente. Pero en verdad, bien sabes que la respuesta a esa pregunta no está lejos de ti sino, por el contrario, en ti misma. Hablamos de recodarte bella, de recordarte alegre, de recordarte atrevida, de recordarte cariñosa, de recordarte, en suma… como una mujer feliz. Pero hay aún más. Porque cuando decimos "recordarte" no nos referimos, únicamente, a recordar a la niña que fuiste. Es cierto, claro, que el recuerdo -algo nostálgico, quizás- de aquella niña te será de gran utilidad para atreverte a expresar tu belleza natural, sin trabas, sin culpas, con verdadero ánimo lúdico.
Pero no es solo a aquella niña, insistimos, a la que te pedimos que recuerdes. Incluso por el contrario, te pedimos que recuerdes a la mujer que en este mismo momento -mientras lees- eres. Te pedimos que recuerdes el presente y, más aún, que recuerdes el futuro; a aquella mujeres que, si bien todavía no eres, ahora que la recuerdas seguro llegarás a ser, porque… lo deseas. Y fíjate bien, lectora, qué es lo que con estas líneas estamos queriendo mostrarte. Porque, ¿no te ocurre, acaso, ahora que hablamos de recordar, que aprecias de repente que tu memoria está llena de recuerdos de "otros"? ¿No recuerdas a otros más que a ti misma?: A aquél compañero de la escuela que cuando eras niña te gustaba, o a aquél novio que te rompió el corazón, o al otro, al que tu le rompiste el corazón, o a aquél que te hizo pensar que "todos los hombres son iguales". Y por el lado de las mujeres: a aquella "otra" que te robó a tu chico, o aquella a quien tu le robaste el chico, o a tus amigas de salidas… Pero no son esos otros -del pasado- a quienes ahora quieres recordar, sino a ti misma, en una memoria que te es integral: El pasado, el presente y el futuro de la mujer que siempre eres. Y ten por seguro, mujer, que si logras entender esto que te decimos, y recordarte a ti misma, no habrá hombre sobre la tierra que se resista a tus encantos. |
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La teoría y la práctica
Y ahora, por lo demás, solo queda apuntar algunos consejos estratégicos que te ayudarán a poner en práctica una estrategia de seducción efectiva. En este sentido, veamos primero algunas indicaciones más bien teóricas para luego pasar, sí, a otras de tipo más práctico: En primera instancia, ten en consideración que la distinción básica entre cómo una mujer seduce a un hombre y cómo -a la inversa- un hombre seduce a una mujer, está dada por el sentido del juego de seducción.
Así, mientras al hombre le corresponde una actitud más directa, la mujer debe hacer lo propio con una estrategia más bien indirecta, en la que el deseo quede puesto de manifiesto pero -esto es esencial- de la manera más sutil posible. Así, por decirlo de manera clara: Para seducir a un hombre lo mejor es lograr que el hombre crea, interprete, tenga la sensación… sienta, en fin, que está siendo seducido pero -¡mucha atención aquí!- nunca esté del todo seguro. Porque a la postre, el mejor juego de seducción que puede conseguir una mujer es aquél que lleva al hombre a correr el riesgo de la propuesta. Será él, entonces, quien al final deba decidir: "sí, esta mujer me está seduciendo y voy a hacer algo al respecto". Así mismo, a modo de un anti-consejo, recuerda siempre que lo último que un hombre quiere es una mujer que le exprese que lo necesita. Y lo decimos bien claro: a los hombres no les gusta sentirse necesitados sino que les gusta, por el contrario, sentirse deseados. Por lo demás, a nivel de algunas consideraciones prácticas, ten siempre en cuenta que, al principio, no es hablando como se inicia el juego. Incluso por el contrario, las primeras aproximaciones deben tener como centro el lenguaje corporal y -sumamente importante- el encuentro de las miradas. En este sentido, ten en cuenta que será precisamente este encuentro de las miradas el que te permita saber, a ciencia cierta, si tu estrategia de seducción está siendo efectiva o no. Así, hasta que el encuentro de tus ojos con los de él no te genere confianza, no resulta recomendable abordar una seducción hablada, ya que lo que no está en los ojos no estará tampoco en las palabras.
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