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En línea con lo expresado en otros artículos, es fundamental señalar que la pregunta "¿cómo seducir a una mujer?" empieza a tener respuesta en la palabra "deseo". Así, lo que con esto queremos decir, es que ninguna mujer se mostrará interesada en el juego de seducción de un hombre que se muestre a sí mismo como necesitado de ella. Y esto es tan importante de entender que -no dudamos en afirmarlo-: Toda estrategia de seducción que parta de una sensación de necesidad, en cambio de la experiencia de un deseo, está condenada al fracaso.
En continuidad con lo dicho arriba, cabe ahora señalar que la respuesta a la pregunta "¿cómo seducir a una mujer?" implica reconocer cuál es la forma más apropiada para dejar salir ese deseo del que hablamos antes y todo de manera tal -no nos cansaremos de decirlo- que al hacerlo no muestre al hombre como alguien necesitado. En este sentido, cabe señalar algunos citerior fundamentales, que servirán para estructurar una estrategia de seducción que, a la postre, resulte ser efectiva. Por lo que a una cuestión de prioridades respecta, vale la pena destacar que -a diferencia de lo que por lo general se asume- no es hablando como mejor se inicia el juego de una buena estrategia de seducción. Incluso por el contrario; es fundamental entender que, como ocurre en toda relación sensual, las palabras no deben ser las que ocupen el lugar central sino, de manera distinta, uno meramente funcional. Así, para poner de manifiesto algunos consejos prácticos, relacionados con el lenguaje corporal, ten en cuenta que cuanto más tranquilo y quieto puedas estar junto a la mujer de tu interés, mejor iniciaras el juego de seducción, ya que la quietud te permitirá, primero, no precipitarte torpemente y, segundo, estar atento a los movimientos de ella, cosa de ver cuáles son las cosas que le interesan y, mejor aún, cuáles son sus puntos fuertes y débiles.
A la par, y como no podía ser de otra manera, siempre desde esa quietud que mencionamos arriba, recuerda que -estrictamente hablando- todo acto de seducción empieza con lo que se denomina "el juego de las miradas" o, lo que es decir lo mismo: que tú y ella lleguen a mirarse a los ojos, directamente. En este sentido -por lo menos al principio- despréndete de la idea de duración. Es decir: No importa si se miran a los ojos por un segundo, o por diez, sino que lo fundamental es que, al hacerlo, el contacto sea bien directo, cosa de que ella misma pueda reconocer, primero ante ella misma y después ante ti, que sí, efectivamente, te ha mirado a los ojos. En tercer lugar, siempre es importante destacar –junto con las observaciones antedichas- la importancia de lo que se llama "tiempo de espera". Con esta expresión nos referimos a la conveniencia de encontrar momentos en los que suspender por completo el juego de seducción para dedicarte a hacer cualquier otra cosa. Porque de lo que se trata aquí -en este "tiempo de espera"-, es de dejar en claro que tú tienes tu propia vida; una vida plena, activa, ocupada, productiva y que, en fin, eres un hombre autosuficiente. |
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Lo que debes saber
Así mismo, y a modo de un anti-consejo: ni se te ocurra hacer para con la mujer de tu interés el papel de hombre servicial, ya que lo más probable es que ese tipo de estrategia termine en que cuando tú te decidas a avanzar sobre una propuesta en concreto -la invites a salir, por ejemplo- ella termine por decirte: "No, no puedo" o, también, si acepta la salida y tú te arrojas al acto de besarla, te detenga sin más, diciendo con voz de sorpresa: "Pero no, tú me interesas solo como amigo"… En fin, sea cual fuere aquella de estas situaciones que te tocara vivir, ambas son desagradables.
Por lo demás, recuerda que solo cuando se hayan dado una buena cantidad de encuentros de la mirada, y siempre a partir de una sensación de seguridad, que ira naciendo paulatinamente en ti mismo, llegará el momento -entonces sí- de darle cabida a las palabras. ¡Y mucho cuidado aquí!, porque en el amor y en el sexo las palabras tienen una horrible tendencia a arruinarlo todo. Para empezar a hablar, no es buena idea embarcarse en un discurso que te muestre de pies a cabeza. ¡Por el contrario!, haz todo lo posible por mantenerte en el misterio; que sea ella quien quiera saber de ti. Y cuando sea tu turno de soltar las palabras, será mejor hacer buenas preguntas que tratar de postular grandes verdades. Porque el arte de cómo seducir a una mujer muy poco tiene que ver con el convencimiento. ¿Entiendes esto, lector?, porque es verdaderamente fundamental. No se trata de que tú convenzas a tal o cual mujer de que le conviene salir contigo sino, muy distinto, de que aquella mujer que te interesa llegue, literalmente, a morir de deseos por estar con el hombre que tú, ni ayer ni mañana ni pasado, sino hoy, ya, ya mismo… eres.
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