Muchas parejas de celebridades dicen que vivir separados ayuda a mantener la relación viva, para escapar del aburrimiento y la rutina, y para saborear el sabor de volverse a encontrar después de estar separados o distanciados brevemente. Entonces recomiendan casas separadas. Pero hay otros que piensan a la inversa, y no podrían sobrevivir sin tener a sus parejas siempre cerca. Entonces, si bien es cierto que, después del primer momento de la convivencia donde todo es idílico, las cosas resultan ser más problemáticas, todavía la mayoría de las personas desean la convivencia en pareja y hacerlo de la forma más saludable.
Hay que decir que el vivir con su novio o novia no es como ir de vacaciones, pasar unas semanas compartiendo en un lugar magnífico. Usted dormirá y se despertará junto a su pareja, pero sin preocupaciones, no tendrá que organizarse para lavar, para preparar las comidas, la limpieza general, simplemente serán comidas de restaurante, por la tarde a la playa, pasear e ir de compras. Y cuando regrese a casa, la nostalgia del período de vacaciones será muy grande. Sin embargo, la verdadera convivencia, es distinta. Por empezar, no tiene una fecha límite y acotada. En un primer momento, el entusiasmo es grande, y los preparativos tanto como los primeros días son realmente de alegría. Vivir con la persona que amas en una casa amueblada y eligiendo cada detalle parece que el sueño de toda una vida.
Después de un tiempo, comienzan los problemas. Tenemos que aprender a vivir juntos para hacer sacrificios de concesiones. Es necesario hacer concesiones, y acostumbrarse a ellas, para las mujeres, vivir con el asiento del inodoro siempre levantado, el cuarto de baño inundado después de la ducha, y el cesto de la ropa llena de la ropa para lavar. También hay que tomar la iniciativa en que alguien tiene que cocinar para los dos, y luego poner la mesa para comer. Alguno tendrá que hacer el lavado y planchado de ropa, quitar el polvo y pasar la aspiradora.
Entonces hay que dejar en claro que funciones realizará cada uno, de manera siempre equitativa, para que no sea un solo el destinatario de las tareas del hogar. Usted como hombre no puede esperar llegar a casa sólo para encontrar el pantalón lavado y las camisas planchadas. Los tiempos han cambiado. Usted ya no es un niño viviendo con sus padres donde su mamá hacía todo mientras su padre leía el diario. Los modelos que ha asimilado durante la infancia deberán ser erradicados para una buena convivencia.
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