¿De qué hablamos cuando hablamos de amor?, estamos frente a una pregunta muy compleja, la cual puede albergar diversas respuestas y conceptos. Para poder seguir con esta reflexión, debemos, ante todo, hacer hincapié en la definición “objetiva” del amor. El amor es un concepto universal, el cual se relaciona con sentimientos tales como el cariño o la “afinidad”, es necesario aclarar que, para las diversas culturas como religiones, el amor no es lo mismo, o es un concepto que admite diferentes apreciaciones. Para definirlo de manera más simple, decimos que el amor es un “sentimiento” que incluye al afecto, y por ende provoca en nosotros, los seres humanos, un gran caudal de emociones que nos hacen encarar la vida con una actitud específica.
Cuando hablamos de amor, también hablamos de romance, de relaciones de pareja, ya sea del mismo o diferente sexo (aunque algunas religiones y opiniones, no contemplen esta última opción).
Los que nos hemos enamorado, al menos una vez en nuestra vida, aseguramos que las emociones vinculadas a este sentimiento son difíciles de expresar y definir, son poderosas y, en ocasiones, hasta irresistibles. Decimos que el amor se considera sano y verdadero, cuando el mismo se utiliza para construir y para lograr el bienestar propio. Pero ¿Cuántas clasificaciones de amor encontramos actualmente?, hoy podemos hablar de “amor abstracto”, “amor platónico”, “amor pasional”, “amor romántico”, etc, las clases de amor son realmente infinitas. El primero se relaciona con un sentimiento profundo por una persona, animal o cosa; el amor platónico, por su parte, se lo conoce con el nombre de “amor imposible”. Es un concepto filosófico el cual nos presenta la devoción hacia una persona hasta alcanzar un grado de contemplación; de acuerdo a lo manifestado por Platón, este amor nace de la sabiduría, no existen elementos carnales, solo se valora a la persona de manera idealistica y nunca de forma física.
El amor pasional es aquél que combina el amor romántico con el confluente, es cuando el amor se manifiesta a través de un deseo físico. Como podemos observar, el amor es un concepto muy complejo para definirlo en pocas palabras, quien sabe si realmente puede definirse de lleno; el amor transita nuestra vida de formas misteriosas y debemos estar preparados para él.
El amor en el siglo XXI
El amor ha cambiado o se ha adaptado a los cambios del nuevo siglo; si a un hombre en el 1900 le hubiéramos pronosticado que la mujer trabajaría fuera de casa y que las tareas del hogar se verían compartidas, seguramente se hubiera reído en nuestra cara. Sin embargo, 100 años después, la risa se transformaría en realidad, una de las características fundamentales que hace que las parejas de hoy difieran considerablemente de las del siglo pasado, es la flexibilidad de los roles.
El amor ha cambiado o se ha adaptado a los cambios del nuevo siglo; si a un hombre en el 1900 le hubiéramos pronosticado que la mujer trabajaría fuera de casa y que las tareas del hogar se verían compartidas, seguramente se hubiera reído en nuestra cara. Sin embargo, 100 años después, la risa se transformaría en realidad, una de las características fundamentales que hace que las parejas de hoy difieran considerablemente de las del siglo pasado, es la flexibilidad de los roles.
Desde que la mujer ha tenido acceso a la cultura, la capacidad de generar recursos y el acompañamiento de nuevos métodos anticonceptivos, la misma se ha ganado un lugar similar al del hombre en la sociedad. El hombre, lejos de ser lo que era antes, el rey del hogar, el cual arribaba a casa y encontraba todo solucionado, hoy es uno más; y aunque esta situación genere diversas tensiones de pareja, es un obstáculo que el amor debe superar.
El casamiento también es una legalidad que muchos decidieron dejar de lado, ¿Qué nos pasa, se acabó el amor?. Los cambios que atravesamos en este nuevo siglo, se reflejan en las cifras estadísticas; de acuerdo al Registro Civil de Buenos Aires, Argentina, entre 2003 y el 2009, la tasa de casamiento decayó un 8%, hoy se prefiere convivir, lo que conocemos comúnmente como “probar”, y luego decidir. La sensación de libertad que se obtiene sin el casamiento es vital para que una relación amorosa prospere. Las relaciones actuales son también más efímeras, encontrar la “media naranja” es cada vez más complicado, y por ello es que cuando nos damos cuenta de que esa persona no es nuestra princesa o, que el príncipe azul “destiñe”, nos vemos obligados a dejarlos de lado y automáticamente regeneramos esa ilusión de volver a encontrarlo en otro sitio.
¿Será que el amor ya no es para toda la vida?. Si tenemos que hablar del panorama a futuro, decimos que éste es bastante dudoso; aunque hoy las cosas no sean como antes y el romanticismo se haya perdido considerablemente, se estima un alcance de estabilidad, todavía contamos con valores inamovibles: no por nada la familia sigue siendo una institución importante, con variantes, claro está, pero permanece en todas las estructuras culturales. Románticos, todavía quedan, sí, son unos pocos, pero no pierden la fe y esperamos que contagien al resto de la población, transmitiéndoles aquellos conceptos del amor que se han dejado de lado en estos últimos años, y así poder observar el renacimiento de de la felicidad.
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me gusta el amor ah por evelyn ;):):D:*