Si de la fobia al compromiso hablamos, surgen enseguida varias preguntas: ¿por qué los hombres son acusados por las mujeres no desear nunca algo serio, y mucho menos casarse? ¿qué hay detrás de esta reticencia? ¿cuántas veces pasa que las mujeres se quejan de que un hombre no quiere hacer un compromiso serio en el tiempo? ¿Y cuántas veces los hombres son los protagonistas de estas acusaciones? Así que vamos a arrojar luz sobre la dinámica subyacente de este problema.
En primer lugar, nos referimos aquí a algunas situaciones conocidas: las parejas que han estado saliendo desde hace algún tiempo, pero en las que no se decide «formalizar», las parejas que han estado juntas durante algún tiempo pero él no decide aterrizar a la convivencia, las parejas que han estado juntas durante años y donde ella espera una propuesta de matrimonio que nunca llega. En estos casos, en general, las mujeres comienzan a generar sospechas y dudas sobre el interés (si no la fidelidad) de su pareja. Ellas sienten que carecen de la planificación y crecimiento, ya que una mujer en relación de pareja tiene una necesidad enorme de seguridad emocional, como la certeza de que está invirtiendo en la persona adecuada, y de dilatarse esta situación, se empieza a generar rencor, ira, y el clima se torna opresivo, hasta el punto en que el hombre pasa de posponer las cosas a la tentación de huir del vínculo. Porque, como lo enseñan los psicólogos, las mujeres y los hombres son muy diferentes y comprender esta verdad sagrada evitará muchas rupturas innecesarias.
De hecho, cuando le pregunta un profesional a un hombre acerca de los sentimientos hacia la pareja, estos hombres dan realmente muestras de su amor, como prueba de que el problema no es la falta de interés o sentimientos, como los acusan las mujeres: el problema es otro. Pero lo cierto es que muchos hombres huyen a la vista de los anillos de boda como un vampiro frente al ajo, donde él dice que aún no está listo para casarse. Tal vez él utilizó todas las excusas imaginables para tomar tiempo, y es claro que la idea de encontrarse oficialmente vinculado a una mujer los aterroriza, así como les aterra la complicada red de responsabilidades, compromisos, sacrificios o renuncias que implica generalmente una boda, especialmente si incluye la llegada de un niño . El hombre entonces tiende a tomar más tiempo, a posponer la formalidad indefinidamente.
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