Todos tenemos algún nivel de pereza al cual sucumbimos, pero hay que tener bien presente cuáles son nuestras prioridades y responsabilidades. Cuando eres adulto esto es un poco más sencillo pero con nuestros hijos este tema puede ser una fuente de conflictos permanentes. Los cierto es que generalmente los hijos varones tienen una tendencia a la pereza y a la vagancia mucho más marcada que las mujeres.

En líneas generales, esto tiene que ver con la sobreprotección de los padres (especialmente de la madre) por lo que se debe evitar a toda costa. Tener un hijo de más de 20 años que no estudia ni trabaja y prácticamente no aporta nada es un dolor de cabeza, y es importante que se lo motive permanentemente a buscar su camino; pero esto es algo que debe comenzar desde la adolescencia.